He madrugado para comprar los periódicos del día. Ya los he leído. Dos tendencias, cada una en un extremo, a saber; los que dan saltos de alegría, brindan con cerveza en el Congreso y de vez en cuando miran para arriba asombrados de lo alto que parece el guindo desde abajo y aún más de que sigan ilesos después de la caída; y los que no sólo no se lo creen sino que además se contraespían a sí mismos por si ellos mismos son la propia ETA mientras murmullan como lunáticos «ETA es Alqaeda, ETA es Zapatero, ETA es Rubalcaba, ETA está en Ferraz y en la Moncloa y en todos los ministerios, ETA es el PSOE y parte del PP, el pacto de Guernika y la Paz de Westfalia, ETA es una boina que tenía un tío mío, y es la señora de enfrente y es el vecino de abajo, y es un señor de Murcia y es un barquito naufragado de cáscara de nuez…» Y así.
Estas dos tendencias, abanderada la primera por Público y la segunda por ABC y La Razón, están tan claras que ni pinchan. El titular de ABC, por ejemplo, es de un fallido que da miedo. «ETA ni se disuelve ni deja las armas», un epígrafe que podría haber servido ayer, y antes de ayer, y al otro, y así cualquier día de los últimos 43 años. ¿Cuál es la novedad? Público ha querido hacer el triple salto mortal con tirabuzón y se la ha pegado de lleno olvidándose del año 2000 (23 muertos), en su homenaje de la contraportada a las víctimas. Y La Razón, perdida.
Y en medio, dos periódicos, El Mundo y El País. Me quedo con Arcadi Espada en el primero y Savater en el segundo. El primero dice que todo esto es una incongruencia supina, dado que si ETA deja de matar, que es lo único que sabe hacer, ya no hay ETA, ¿porqué entonces los tres de la capucha, el sello de la víbora y la lona de fondo de color azul sangre? La conclusión natural del comunicado de ayer es que ETA sigue existiendo. Tiene un logo, tiene miembros, una cúpula y cientos de pistolas guardadas en el cajón. Eso sí, ha prometido que no las va a sacar nunca más. Como el adúltero que promete a su mujer no volver a follar con otra pero sale cada mañana bien perfumado y con los bolsillos llenos de condones. Savater es más pesimista, como yo, y cree que antes o después ETA entenderá que no va a haber diálogo, que no habrá concesiones, «que las cárceles no se abrirán por mágico conjuro», y que, llegado ese momento, la idea de volver a hacer lo único que sabe se instalará como un tumor que no llegó a extirparse del todo en el interior de su capucha. Porque lo de ETA no es un cáncer, es metástasis. Y eso, oigan, no se extirpa, se muere. Y ETA no está muerta, ni mucho menos.
Dicho esto, el anuncio de ayer, en sí mismo, no es negativo para nada. No hace daño a nadie y no nos sitúa en un escenario peor. Y poco más se puede añadir. Porque lo cierto es que tampoco aporta nada nuevo, más allá del gesto, ni arroja luz sobre el futuro ni Cristo que lo fundó. El error que han cometido en las últimas dos décadas la práctica totalidad de los políticos es creer que a ETA hay que convencerla de que deje de matar. De eso ETA se tendrá que convencer sola. Y mientras tanto, nosotros, a lo nuestro. Es decir, meterla en la cárcel y asfixiarla hasta morir. Y cuando lo haga, si es de verdad, la decisión inmediata deberá ser entregar las armas, no panfletos con su sello al pie. El día que yo decida dejar de fumar no me guardaré seis cartones de tabaco debajo de la cama. El ridículo sería de libro. Y si la que duerme a mi lado se creyera que voy en serio, el suyo no sería menos importante. Zapatero, que no duerme con ETA pero que ha flirteado con la opción más de lo debido, hizo ayer esa clase de ridículo con lo de «será una democracia sin terrorismo». ¿Y con qué pruebas se atreve un Presidente del Gobierno a lanzar semejante vaticinio? La sed era tan grande que nos han dado un vaso de arena y nos lo estamos bebiendo. Ayer era el momento del «si no lo veo, no lo creo». Y sin un mapa con el punto exacto en el que se encuentran cada pistola y cada gramo de goma 2, sin un montón de terroristas presentándose en la comisaría más cercana y sin un anuncio, sin capucha, de disolución, yo no me creo nada. Principalmente, porque no tenemos ni el más mínimo indicio de que se pueda creer en ellos. A ETA no hay que convencerla de nada. Es ETA la que tiene que convencernos a nosotros de que podemos confiar en ella. Y después de 829 muertos ésa es una tarea para la que va a necesitar mucho más que un comunicado de tres párrafos.
Y para variar, claro, me quedo con el que siempre acierta. Jugar a caballo ganador es una ventaja.
Viñeta de Forges, 21 de octubre de 2011. El País.
A todo esto, he mirado algunos chistes de Forges en El País, y parece que ya se ha olvidado de Haití…
La existencia de ETA depende, por completo, de los medios de formación de masas.
Han potenciado su fuerza. Desde que somos niños nos hablan de ellos. Nos hacen odiarlos. Nos meten en el cuerpo el miedo a una bomba de ETA, nos educan para que los miremos y opinemos. Nos dicen que son enemigos de todos los 40 millones de españoles inocentes. Que van contra la democracia, que son malos como la peste.
Consideremos hasta qué punto la REALIDAD llamada ETA es real, palpable, o es en parte una ficción política propagada y re-creada por los medios (sin darse cuenta de que lo hacen, claro) para que las masas se asombren o reaccionen ante ella.
¿Cuánto habría durado ETA si sus bombitas y muertos apareciesen en pequeñito, en los sucesos, como cuando hay un accidente de coche? «ETA mata a un guardia civil», «30 muertos en carreteras este fin de semana».
A los tres meses se disolvían como un azucarillo. Un terrorista que no causa terror, ni siquiera un poquitín de nerviosismo, ¿qué clase de terrorista es? Una bomba que no sale en las noticias, ¿qué clase de bomba es ésa?
En consecuencia, esto que ayer hicieron ha sido todo un éxito.
Ahí están las portadas, los reportajes, los números, los artículos. Gente como Savater, Arcadi España, Pedro J., Raúl del Pozo… gente inteligente, culta, preparada… todos opinando sobre la jugada. Analizando si le vendrá bien a Rubalcaba, o si no. Si será el fin de ETA de verdad, si no se estarán haciendo los traviesillos…
Sonará muy políticamente incorrecto, pero ETA no era nadie, nada (ni lo es). Si vives en el País Vasco, y eres concejal del PP, o un guardia civil… pues vale, había algún leve motivo para tener miedo (y tampoco mucho: la estadística de guardias civiles o concejales a los que no han hecho nada debe de ser abrumadora, frente a los que sí). Pero para un tipo que vive en Teruel, o en Matalascañas, o en Palos de la Frontera… ¿qué debería representar ETA para él?
Pues nada: o lo que los medios de formación le presentaran como ‘noticia’.
ETA ha sido, desde que empezó esta cosilla llamada democracia, una estrella mediática. Un terrorismo digno de Lady Gaga. Hasta películas y todo les han dedicado, para que viésemos qué importantes eran. Hasta las víctimas de ETA han tenido un trato preferente. Si la mujer de uno moría en un accidente de coche… ¡qué se le va a hacer, la vida es una putada! ¡Las cosas son así! ¡Vaya por Dios!
Ahora, si la mujer de uno moría en un atentado, el Estado, quizá por mala conciencia, pues le daba a uno una indemnización, y luego formaban asociaciones, y salían también en la tele, y se indignaban de vez en cuando, y hasta aparecían en documentales (o se negaban a aparecer).
(No estoy tomándome a cachondeo el dolor de las víctimas, o de sus familiares: sólo pongo de manifiesto la aleatoriedad, o las tomas de manipulación ideológica, que organiza el Estado cuando se trata de lidiar con muertos. De qué modo inmoral se diferencia entre tipos distintos de finados, según hayan fallecido por una causa o por otra. Como si el dolor ante la pérdida fuera moralmente distinto. Y de qué modo infame se crean grupos sociales, o asociaciones, que tienen que ver con el deseo de propaganda que los medios de formación le otorguen a un asunto. Todo lo cual es lamentable).
El terrorismo de verdad, el que se toma sus terrores más en serio, ése sí que acojona. El de los musulmanes que ponen bombas en mezquitas de su propia ciudad. El de gente que no sabe ni en nombre de qué está sembrando el pánico. El de los chiflados y el de los que mueren por su causa matando a unos cuantos porque sí.
De aquí a poco sacarán coleccionables con la historia de la banda. «Analizada por los mejores expertos», dirá la publicidad. Así quien lo vea sabrá qué pensar, porque unos señores se lo estarán diciendo. A ver si va uno a pensar por sí solo… menos mal que ahí están los medios, para analizar las cosas y darnos todo ya de antemano…
En fin, el caos que describes en la prensa, a pesar de que notas dos lecturas generales evidentes, es bastante significativo…
Saludos!
hoy más que nunca me acuerdo de la película «El Lobo» http://es.wikipedia.org/wiki/El_Lobo_(pel%C3%ADcula)
Ya era que volvieras, como ya no te hablas con los pobres